Reconocida profesional de la cocina
Sus primeros pastelitos se cocinaron en un horno de juguete, a sus siete años. Sin duda, no fueron un postre digno porque indigestó a sus hermanos, pero sirvió para que Mirciny Moliviatis descubriera su gusto por el arte culinario, heredado de su abuela y su padre, un griego líder de la gastronomía guatemalteca.
En su casa siempre degustaron deliciosos platillos nacionales, que hoy componen la carta en 7 Caldos, un restaurante fundado por su padre. La hoy experta en cocina se rodeó de experiencias que la motivaron a convertirse en chef. Al finalizar la etapa escolar, su madre le recomendó hacerlo, pero junto con una carrera universitaria. Por ello cursó el primer semestre en psicología, en el que afirma: “me fue remal, pero me divertí mucho”.
Recién concluidos sus primeros estudios de chef, se empleó en un hotel capitalino. “Allí me di cuenta que no sabía nada”, advierte. Sin embargo, en ocasiones a cargo del equipo de reposteros, a sus 19 años, sin experiencia y sin mucho conocimiento, Mirciny atendió una reflexión de su hermano Bassylis (+), quien le dijo: “ellos no saben, que tu no sabes”. Recurrió entonces a la estrategia de filmar la elaboración de cada postre, con la excusa de estandarizar las recetas.
Luego se fue a especializar a España. Lo que le significó no salir ni al cine, ahorrar cuanto podía y vender su vehículo, además de solicitar ayuda a su padre para la estadía que de 10 meses duró 3 años.
Mirciny aprendió sobre alimentos, pero también sobre administración, nutrición, química y manejo de personal. La chef sobresalió no sólo en los estudios, sino en las prácticas que realizaba por las tardes hasta las madrugadas.
De cualquier forma, ella buscaba oportunidades. “En un evento en el que atendimos al actor Robert De Niro, en San Sebastián, pregunté ¿quién es el mejor chef del mundo?”. La respuesta hizo eco en ella, porque consiguió una de las 50 vacantes en El Bulli, con Ferran Adriá.
“Mi primer tarea consistió en cortar cuadros de melocotón de un centímetro por un centímetro. Al comienzo cumplí con la orden, pero cuando ya iban unos 250 de 500 decidí cortarlos al ojo. Logré que me llamaran la atención, pero a la vez me di cuenta que perdemos más por no hacer las cosas bien desde el principio. Esas exigencias me formaron para trabajar rápido, ordenado y perfecto. Aunque no olvido que lloré los primeros tres meses en que añoraba regresar a mi casa”, afirma.
Mirciny ganó la confianza del famoso chef Adriá, quien le ofreció un puesto pagado en uno de sus restaurantes. Atinadamente no aceptó, porque su sentido común y su acrecentado acervo culinario le reservaban nuevas y satisfactorias oportunidades.
Moliviatis ganó medalla para Guatemala en las Olimpiadas Gastronómicas Internacionales, que se realizan desde 1900 en Alemania, éxito que le apartó un casting junto al chef Eduardo González, con quien condujo el programa de televisión nacional El sabor de mi tierra. Allí aprendió a conocer a lo que ella llama “Guatelinda”: sus recetas, su cultura y su tradición. También se convirtió en la Embajadora de la Gastronomía en Guatemala, distinción otorgada por el Ministerio de Cultura y Deportes.
Más adelante obtuvo un contrato en Utilísima, un canal de televisión argentino adquirido por la cadena Fox Latin American Channels, en donde a la fecha participa en Puro Chef, uno de los segmentos de cocina. Desde el programa, visto por cable por millones de personas, Mirciny transmite su positivismo con la idea de cambiar vidas. Además, colabora junto a su familia en organizaciones sociales.
Mirciny considera que muchas personas pueden ser la cara de Guatemala, como Ricardo Arjona, Erick Barrondo o Gaby Moreno, pero que sin el apoyo de todos los guatemaltecos no se hace equipo. “Sigo el ejemplo de mi padre, porque nunca vi a alguien que amara tanto a mi país, siendo griego dice que es petenero”, concluye la chef guatemalteca.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
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