“Me asomé a la cultura indígena y me fasciné”
Guillermina Herrera Peña vive como en una casa de cuentos, en medio de la ciudad pero rodeada de árboles, con concierto vespertino de pájaros y grillos que acompañan la música clásica que envuelve el ambiente de esta casa. Su pasión es la justicia, y constantemente en su discurso se escucha “crecer en humanidad, acercarse al otro y la necesidad de entrar en contacto con la persona”.
Con Guillermina la conversación fluye. Es miembro de la primera promoción de Letras y Filosofía de la Universidad Rafael Landívar (URL), y es también la primera mujer guatemalteca en ocupar la rectoría de una universidad en el país y, hasta el momento, la única. Es miembro de la Academia Guatemalteca de la Lengua y fundadora del Instituto de Lingüística (1987), de la misma casa de estudios.
Cuando habla del idioma y cómo este determina la forma de ver la realidad, es como escuchar la obra maestra de un músico. Comprender la estructura gramatical de un idioma maya, explica, ayudaría a que mestizos e indígenas pudieran entenderse mejor.
Julia Guillermina estudió en el Colegio Belga, en donde en ese entonces lo americano y lo guatemalteco no se apreciaban, aunque también fue en donde gracias a la lectura comprensiva empezó a interesarse en la lingüística.
De esos años recuerda “El Quetzal”, un libro “terrible en el que aparecían chistes que se burlaban de los indígenas con estereotipos horribles”. Esto no le gustaba y, probablemente, ese fue el comienzo de “Me asomé a la cultura indígena y me fasciné” Una vida dedicada a que los guatemaltecos se entiendan mejor su pasión. Luego de graduarse de la URL estudió una especialidad en español, en España; luego Filología Románica, en Italia; pero, en realidad quería estudiar las lenguas mayas. Posteriormente, estudió en la universidad estatal de Nueva York y su tesis de esta especialidad la hizo en san Francisco el Alto, Totonicapán, en donde se encontró con la cultura k’iche’.
Recuerda además que, acompañó el proceso, junto a otras personas, durante la Constituyente de 1984, en donde se logró que Guatemala reconociera a nivel constitucional ser un país multiétnico, multicultural y multilingüe. “Aun cuando no va más allá, da un marco muy grande”. Acompañó la creación de la Academia de Lenguas Mayas y la conformación, en los años 90, del ministerio de cultura, “pero pensado como un ministerio signado por la diversidad guatemalteca”.
Además de las gramáticas pedagógicas, las metodologías, los diccionarios y todo lo publicado en el Instituto de Lingüística de la URL, ha escrito los libros de cuentos y fábulas “¿Por qué el tigre tiene manchas?” y “El tesoro de los luceros errantes”, utilizados en educación primaria en los que se recupera la tradición oral con el objetivo de construir imaginarios distintos sobre los indígenas en el país, para cimentar una sociedad más respetuosa de la diversidad.
Durante su gestión como rectora de la URL se obtuvieron logros en infraestructura; pero, para ella su objetivo era “una Landívar profundamente identificada con Guatemala”. Por otro lado, impulsó la colocación de la interculturalidad y apoyó diversos programas académicos de grado y postgrado dirigidos a la formación de lingüistas mayas y liderazgos indígenas.
De niña recibió estímulos para leer y vivió en un entorno de respeto. No conoció el machismo, pero lo experimentó cuando se desempeñó como rectora. Actualmente, imparte cursos de género en Flacso, en donde también ha escrito y se ha propuesto rescatar la historia de las mujeres escritoras.
Actualmente, dirige IGER, con el que ofrecen alfabetización primaria para adultos, y básico y bachillerato para 37 mil estudiantes. Con la Asec poseen tres emisoras de radio, proyectos de largo alcance en el marco del bicentenario de la fundación de la República y que pretende fortalecer en los jóvenes la ciudadanía responsable. Además, coordina la editorial de textos escolares para estudiantes de centros educativos con poca posibilidad de inversión.
Roberto M. Samayoa O.
Periodista
Revista GERENCIA
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